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Las posibles consecuencias políticas del Covid 19 en el Perú

Publicado: 2020-03-28

Alberto Vergara en su libro “Ciudadanos sin república” ponía el dedo en la herida hablándonos de la nefasta distancia que existe entre los defensores del modelo económico neoliberal y los promotores del fortalecimiento del Estado republicano. Esta profunda contradicción entre lo económico y lo político parece venir (una vez más) a reclamarnos explicaciones. La pandemia mundial del Covid 19 está obligándonos a tomar decisiones difíciles para intentar controlar el grave peligro epidemiológico que nos asecha, así como para alivianar sus potenciales consecuencias económicas, políticas y sociales. El presidente Martin Vizcarra (quien goza actualmente de la astronómica aprobación de 87%) parece haber tomado al toro por las astas en su intento por frenar el avance de la pandemia en nuestro país. Sin embargo, el confinamiento obligatorio de la gran mayoría de la población también tiene sus inconvenientes. Es posible que comience a surgir una legítima protesta social en diversas zonas del país, pues muchos peruanos comenzarán a sentirse agobiados por su salud, pero también por estar perdiendo sus empresas, empleos y ahorros. Igualmente, nuestra grave desigualdad social puede empujar, si no tomamos medidas urgentes y solidarias, a que muchos ciudadanos salgan legítimamente a las calles en búsqueda de alimentos para sus familias (lo que rompería la eficacia de la cuarentena). 

Frente a los tremendos desafíos que enfrentaremos en estas próximas semanas, sabiendo que no se puede recuperar la vida de nuestros compatriotas, debemos prepararnos para enfrentar esta catástrofe con la mayor inteligencia, disciplina y solidaridad posible. La destrucción sistemática del Estado en las últimas décadas va a cobrarnos factura, pues el descuido de protecciones sociales básicas, como: la salud, educación, desempleo, etc., van a jugarnos en contra. Sabemos que nuestro actual sistema de salud no va a resistir mucho cuando empiecen a llegar cientos de enfermos requiriendo cuidados intensivos. Igualmente, sabemos que el país afrontará en los próximos meses una crisis económica que muy pocos de nuestros menores de treinta años conocen. Finalmente, sabemos también que serán, injustamente, los más pobres quienes paguen la mayor parte de los costos de la crisis en vidas humanas y penurias económicas.

Entre lo menos malo (si somos un poco cínicos) es que esta pandemia quizás contribuya a la toma de consciencia de la necesidad de equilibrar lo político y lo económico. Lo que significa olvidarnos de la absurda creencia neoliberal sobre que el crecimiento económico puede arreglarlo todo tan solo con la mano invisible del mercado. El robusto y efímero crecimiento económico del país en las últimas décadas fue nuevamente mal aprovechando, pues no fortalecimos suficientemente el Estado peruano, ni preparamos nuestro futuro invirtiendo masivamente en educación, salud, innovación, infraestructura, etc. Ahora que las vacas de las materias primas son más flacas, nos damos cuenta que un país que se enriquece no necesariamente se convierte automáticamente en un mejor país. Esta feroz epidemia que afrontaremos en Perú y en América Latina nos mostrará la importancia de tener un Estado fuerte, que sea capaz de asegurar convenientemente la protección de sus ciudadanos. Quizas esta vez entendamos  que debemos abandonar nuestro Leviatán de papel, para dotar a nuestro Estado de capacidades institucionales solidas, invirtiendo consistentemente en el capital humano que sostienen estas capacidades.

El presidente Vizcarra viene conduciendo con acierto la crisis, tomando decisiones difíciles y poniendo todos los recursos del país al servicio de la mitigación de daños del Covid 19. Sin embargo, la histórica improvisación de nuestra administración pública nos pone la cancha empinada, pues seguramente pronto descubriremos que no hicimos lo necesario para protegernos convenientemente ante desastres naturales y pandemias. Posiblemente esta emergencia sanitaria dentro de todo nos permitirá ganar experiencia en el manejo de este tipo de situaciones y también aprender que es importante estar bien preparados para afrontarlas. La reprimarización de nuestra economía nos impide ahora contar con una industria nacional (por más precaria que sea) para poder construir a gran escala respiradores artificiales, tests para coronavirus, ciertos medicamentos, mascarillas, etc. Este triste panorama tiene algunas cosas a nuestro favor, por ejemplo nuestras fortalezas macroeconómicas nos brindaran cierto oxigeno fiscal en estos tiempos difíciles. También, la juventud de nuestra población puede protegernos un poco de la letalidad de la pandemia. Hemos visto como el Estado toma medidas para mitigar los riesgos económicos y sociales, pero es necesario hacer más y mejor. Debemos entregar más dinero, comida y medicinas a quienes lo necesiten, evitando que las penurias lleven a saqueos, contagios y enfrentamientos sociales fratricidas. Igualmente, los policías y militares deben estar preparados para enfrentar posibles desbordes sociales en todo el país, teniendo que actuar con mucha inteligencia para evitar lamentar más muertos en estas dramáticas circunstancias. Es importante que la nación peruana atraviese este enorme reto colectivo más unida que nunca (después de todo no es la primera pandemia letal que enfrentamos), mostrando las empresas y las diversas clases sociales mucha solidaridad con los que menos tienen.

El Covid 19 también opacará durante algunos meses el protagonismo de los nuevos congresistas, quienes dependiendo de su desempeño pueden pasar de ser "uno de los Congresos más importantes de la historia" a uno de los más intrascendentes. Todo depende de sus acciones, pues resulta fundamental que nuestros padres de la patria legislen para sacar adelante las impostergables reformas políticas y judiciales. Así mismo, que nos inspiren con su patriotismo en estos tiempos difíciles sacando normas que ayuden a combatir la pandemia. Los resultados que obtenga nuestra clase política marcará el futuro incierto de nuestra democracia, justicia, contrato social y cohesión republicana. Los aciertos y desaciertos que obtenga particularmente el poder ejecutivo en esta crisis sanitaria, permitirán aumentar o disminuir el capital político del presidente Vizcarra, así mismo influirá muy probablemente en el futuro de nuestra vida política. Los 28 días de cuarentena están brindando tiempo al gobierno para equipar mejor nuestro sistema de salud, pues, si somos un poco pesimistas, la pandemia probablemente nos va a pasar por encima de todas maneras tarde o temprano, y serán los hospitales (con sus médicos y enfermeros) quienes deberán librar lo más importante de la batalla durante varios meses de horror. El calendario electoral hará que los resultados de la lucha contra la pandemia del Covid 19 moldeen parte de las preferencias ciudadanas en las próximas elecciones generales, canalizando o exacerbando el descontento político. Los electores posiblemente a partir de los resultados obtenidos ante los efectos del Covid 19 decidirán si continúan apoyando a los actores del sistema político actual o si se vuelcan hacia otras alternativas con todos los peligros que eso implica (dependiendo de la aptitud o ineptitud de su clase política actual). Los candidatos presidenciales para las próximas elecciones  deben también ser juzgados por su capacidad a contribuir constructivamente a atravesar este difícil momento, pues, el Perú necesita más que nunca de sus líderes políticos para motivarlos a resistir a la tormenta. Debemos prepararnos todos para enfrentar lo peor, esperando que por ahí ocurra algún milagro en la evolución de esta devastadora pandemia. ¡Vamos todos unidos Perú!


Escrito por

Gustavo Pastor

Phd en Estudios Políticos por la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales (EHESS) de París.


Publicado en

Perumanta

Reflexiones sobre el Perú